Del teatro y esas cosas (B.Caamaño)

Menuda cagada. Para una vez que me decido a llevar a alguien al teatro y demostrarle que es la otra gran olvidada (entre las artes me refiero), va y resulta que la obra es una auténtica... ¿Cómo definir? (Ejem...).
Llegamos tarde, sudados de la carrera que nos pagamos, mosqueados porque con las prisas una íba perdiendo cosas por allí y por encima al presentarnos en taquilla, nos dicen que no tienen acreditaciones de prensa solicitadas para ese día... ¿Eh?... Señora, ¿me está puteando?. Lo pensé pero vaya, no lo dije. Mi educación en ocasiones pesa más que el propio atrevimiento. Al final, con un par de sonrisas, unas llamadas y unos cuantos minutos de mal trago, la mujer nos dio butaca... Muy bien situadas, todo hay que decirlo.
Empecé con un par de indicaciones propias del acontecimiento; ya sabéis: no hablar, no levantarse si no es estrictamente necesario, no comer... No es que haya un cartel que te lo prohiba, ni siquiera que te aconseje que no lo hagas pero vaya, que una, en su corta experiencia sabe que si no fuese que ciertos hechos tardan en prescribir en la carta de antecedentes penales, se bajaría del escenario a darle un par de collejas a mas de uno/a que se dedica a ir a hacer el ganso a donde no se debe. El caso es que tras un absurdo prólogo que parece haber sido puesto a propósito con el fin de hacer la gira fuera del país de origen, predecimos y muy acertadamente, que los próximos minutos se harían muuuy largos con aquel acento raro raro y sobre todo, un paupérrimo vocabulario en el que "puta" (con perdón señores) estaba como unas 3579 veces en el guión en unos escasos espacios de 3 segundos de tiempo.
Si tuviese que destacar algo de la obra, obviamente sería la pantalla que inteligente, era un tanto. El actor se dedicaba a mover una especie de mostrador de un lado al otro (todavía sino tuviese ruedas tendría algo de mérito por eso de tener que empujarlo) que hacía que se trasladase la imagen de la pantalla gigante hacia donde él quería... Sí, merece la pena verlo. Al menos los 3 primeros minutos en los que el tema tiene su gracia pero vaya, que una vez que le pillas el truquillo... "acabóse".
Actor=le doy un 7 por eso de que a pesar de haber metido notorios gazapos que se podrían hasta disculpar por el contexto de la obra, estuvo al pie del cañón durante la hora y media que duró la obra.
Demás actores=0 (no había)
Decorado= me estiro y le doy un 6 por eso de que el mecanismo tuvo que costar una pasta.
Guión (en cuanto a riqueza lingüística y esas cosas) =0 (patatero)
Argumento=1 (en Colombia el espíritu telenovelesco está hasta en la sopa y en España, no tiene gracia si vienen a hacerlo los de fuera).
En su conjunto= no apta para público exigente pero vaya, que la mezcla cine&teatro no se ve todos los días por lo que, le doy un 4,99 a expensas de lo que haga en Septiembre.
Ah, se me olvidaba... Las críticas que había leído por ahí adelante la pintaban bien, muy bien. Hasta el punto de que servidora se había ofrecido a pagar ella misma las entradas en el caso de que no nos fuesen concedidos los pases de prensa (...). Prometo algo mejor porque bueno, por primera vez en mi vida me he ido del teatro con mal sabor de boca asi que muy exigente tampoco puedo ser. Y si, ya se que las críticas consisten en decir algo sobre el argumento para al menos dar opción a que la gente se interese... Pues bueno, todo se resume en portero de edificio colombiano y telefonillo. Cada uno que le de el color que quiera pero lo cierto es que: "non che hai máis"
2 comentarios
Hario -
De todas formas, y como quedaba pactado, he tomado el relevo y he escrito mi visión de los hechos...
Ton -
Pero, que bueno que hay quien si sabe que y como decirlo.
Bicos