Blanco y negro (B.Caamaño)

Esa parte niña de mi está triste. La culpa: un reportaje que ayer leí en la prensa. Por no extenderme demasiado corto y pego el titular: "De las 10.000 cartas de niños enviadas en la ciudad brasileña de Recife, 6.000 piden comida en lugar de juguetes". Parece ser que es una realidad como otra cualquiera pero quizá porque en mi interior sigo siendo niña, me lleva el alma leer cosas así.
Todos sabemos que sigue existiendo pobreza allá por donde vayamos. El problema es que de verlo en la tele, de leerlo en la prensa a verlo o yendo más allá, a sentirlo... hay un largo y espinoso camino pero al que no es tan difícil llegar. Y ahora a mi, sin haber salido de casa, tan sólo por haber abierto una simple hoja de papel va y se me cae un pedacito de cielo encima de mis ojos. Porque cuando las realidades nos las muestran así de frente, y cuando los protagonistas de esa realidad son niños, como yo lo fui un día y en mi interior lo sigo siendo, la cosa cambia y mucho.
No recuerdo si de pequeña los Reyes me traían todo lo que les pedía; supongo que no. Ayer hablaba de esto en la cena con mis padres y les daba las gracias (a mi manera, eso sí) porque bueno, en buena medida, soy reflejo de lo que ellos un día hicieron y sin duda, siguen haciendo por mi. No se cómo encauzar el tema... hay algo que hace que me pierda constantemente. (...).
En casa de mis padres Papá Noel siempre vino por la noche; en algo lo había que diferenciar a los Reyes Magos: el Viejo timbra cuando los postres se colocan en la mesa y escapa en su trineo; los otros tres, quizá porque llegan desde más lejos, llegan muy de madrugada y hay que esperar a que se haga de día. Esta Nochebuena, Ellas (mis primas) vinieron a cenar a casa de mis padres. Papá Noel es mágico pero tampoco tiene porqué saberlo todo por lo que sus regalos se quedaba en su casa. Tendrían que esperar a la mañana siguiente para verlos (...). Mi madre, que para esas cosas siempre ha tenido un Don especial, hizo que Papá Noel dejase algo también en mi casa (una chorrada que no sobrepasa los 10 euros) pero sobretodo, logro que Papá Noel escribiese una carta para las niñas. Como de costumbre, timbró y se fue corriendo... Julia, la pequeña, mientras veía la letra de Papá Noel, con su firma y todo no pudo evitar salir corriendo y mirar a la calle... Fue emocionada, con lágrimas en los ojos... niña. Esa noche, yo dormí con las dos y hasta que logré conciliar el sueño y a pesar del pie de una en mi boca y la otra que me tenía acorralada en el medio, esa noche me sentí la persona más Feliz del mundo. Por unas horas, fui más niña que nunca y volví a encontrarle la Belleza indudable a estas fechas.
Pero ayer leí ese dichoso reportaje en la prensa y creo que dejé de ser niña, una vez más. Porque la Vida es injusta, muy injusta para algunos y Mágica, muy mágica para otros. Yo ya se cuál será mi deseo para este nuevo año que entra en breves. Hasta entonces, me quedo algo triste, lo reconozco, pero un poco menos si me adueño de esa imagen de Julia buscando un trineo en el cielo o de mi, en cama, con el pie de una en la boca y el brazo de la otra inmovilizándome. Porque las Navidades son Mágicas y cada uno le da la forma y el color que más le guste aunque nos quedemos de brazos cruzados mientras otros ni siquiera tiene plastilina para poder dar formas y mucho menos, color a las cosas.
3 comentarios
Ton -
Lo jodido, es que muchos niños se vean obligados a ser adultos antes de tiempo y que la estrema necesidad les empuje a abandonar ese terreno mágico porque el dolor de barriga de no comer no les deje soñar, o porque hay que ir a trabajar a la mina, o porque mamá agoniza de sida y a él le quedan tres días de vida...
De todos modos, a disfrutar de estos días, nosotros que podemos, a pasarlo en grande y a seguir alimentando la imaginación, la ilusión y la esperanza de esos que sueñan y un día despertarán, porque no queda otra.
Bicos
Bibi -
Un saludo
Anónimo -
Y sabes una cosa, tú vas a ser una de esas personas.
Sigue asi, siendo tan niña por dentro, ya que lo peor que le puede pasar a una persona es olvidarse de lo que algun día fue, un niñ@ inocente.